¿Cuántas de las cosas que hiciste hoy fueron automáticas?, ¿cuántas te agradan?, ¿cuántas quieres que sigan incorporadas en tu vida? Y ¿cuántas quisieras cambiar?
¿Cómo cambiar un hábito por otro más positivo sin que tu motivación para hacerlo disminuya con el tiempo?
Casi todas las personas conocemos esa sensación de proponernos nuevos hábitos para mejorar nuestra vida y ver como compromiso inicial va desapareciendo con el tiempo.
Y es que dejar viejos hábitos para comenzar a adoptar unos nuevos puede resultar sumamente complicado.
Los 7 pasos que tienes que conocer para saber cómo cambiar un hábito sin morir en el intento son los siguientes:
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Piensa en pequeños objetivos
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Cuida la calidad de tus pensamientos
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Concentrate en el momento presente
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Actúa como si ya lo hubieras logrado
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Mantente un tiempo alejado del placer
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Sustituye el mal hábito por algo más
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Anota tus logros
Cómo cambiar un hábito: 7 pasos para lograrlo
1.- Enfócate en metas a corto plazo
Cuando nos enfocamos únicamente en metas a largo plazo, por muy motivados que estemos, es bastante habitual que decaiga nuesta motivación.
Si la finalidad es terminar unos estudios universitarios (los cuales generalmente tienen una duración de 4-5 años) esa sería nuestra meta a largo plazo.
Entonces, para que podamos tener más posibilidades de terminarla y fomentarnos el hábito del estudio, tenemos que establecer pequeños objetivos que nos lleven a esa meta final.
En este caso podría ser proponernos estudiar 1 hora cada día durante 1 semana y restar el tiempo que dedicabamos a otra actividad.
Después aumentar un poco el tiempo de estudio e igualmente dejar de lado hábitos que no nos agraden como estar demasiado tiempo en las redes sociales.
También se puede pensar en distribuir los temas que se van a estudiar por semana para que cuando llegue el día del exámen nos parezca más sencillo, entre otras cosas.
El dividir una meta a largo plazo en metas a corto plazo, nos va a dar la seguridad de que vamos a poder lograrlo.
Y es menos probable que nuestra motivación desaparezca ya que iremos consiguiendo pequeños pero significativos logros que nos motivarán a dar el paso que sigue.
2.- Cuida la calidad de tus pensamientos
La manera en la que piensas acerca de ti mismo y de lo que eres capaz es muy importante para el logro de tus objetivos.
¿Qué tipo de pensamientos acostumbras tener cada día?, ¿qué tanto te identicas con ellos?
Recuerda que los pensamientos son solo eso, pensamientos, y no tienen porque determinar nuestra relalidad.
Incluso si los anotas y los reflexionas objetivamente te darás cuenta de que se están originando a raíz de tus miedos por ejemplo o inseguridad tal vez, pero no son reales.
Una persona que todo el día tiene pensamientos acerca de lo imposible que va a ser lograr sus objetivos, lo mala que es haciendo tal cosa, lo mal que le va en la vida, etc.
Y cree que todo eso que piensa habla de la realidad, es muy difícil que logre adoptar un hábito nuevo.
3.- Concéntrate en el momento presente
Deja de pensar en lo mal que te fue hace unos años o en el miedo que te daría sentirte mejor o no lograr lo que deseas.
Mejor concentrate únicamente en lo que te está ocurriendo momento a momento y no te dejes llevar por pensamientos relacionados con el pasado o futuro.
Esto sin duda te permitirá ir avanzando más fácilmente para conseguir adoptar tu nuevo hábito.
4.- Actúa como si ya lo hubieras logrado
Comienza a actuar como si ya llevaras tiempo con ese nuevo hábito.
Por ejemplo, si quieres dejar de tomar refresco y alguien te ofrece uno, en lugar de decirle: “no puedo es que estoy intentando dejarlo”, podrías optar por decir: “no, gracias. No tomo refresco”.
De esta manera comienzas a engañar a tu mente de que es parte de lo que haces normalmente y te será más fácil acostumbre al nuevo hábito.
5.- Mantente un tiempo alejado del placer
Con esto quiero decir que para que puedas avanzar hacia tu nuevo hábito, primero tienes que mantenerte en un estado de “displacer”.
Por ejemplo, si quieres dejar de tomar refresco y arraigar el de tomar agua, ¡no tengas refrescos a tu alcance!
Por lo menos durante el tiempo en el que te estás creando el nuevo hábito, mantente alejado(a) de las tentaciones.
6.- Sustituye el mal hábito por algo más
Es decir, no dejes en blanco el tiempo en el que llevabas a cabo el mal hábito y llena ese “espacio vacío” con otra cosa.
Por ejemplo, si estás tratando de dejar de fumar, en lugar de tomar tu descanso en el trabajo para salir a fumar, utilízalo para salirte a tomar un café.
No trates de esperar ese tiempo pretendiendo “no hacer nada” ya que es muy probable que termines en este caso fumando.
7.- Anota tus logros
Dependiendo del hábito que quieras crearte, algo que te ayudará a mantener tu motivación será ir anotando los pequeños logros que vayas teniendo.
Por ejemplo, si quieres hacerte el hábito de ir al gimnasio todos los días, puedes anotar en tu calendario los días que estás yendo.
Y cuando llegues a los 15 días, puedes hacer algun ritual significativo celebrando eso que has logrado y haciendo consciencia de lo los beneficios que eso trajo para ti.
Por ejemplo, puedes ese día hacer alguna actividad que te guste, salir con tus amigos(as), hacer algo distinto con tu pareja, etc.
También anotar como te has sentido emocionalmente de estar yendo seguido a hacer ejercicio.
¿Por qué cuesta tanto cambiar un hábito?
La razón por la cual se nos dificulta demasiado cambiar un mal hábito por otro es porque estamos tan habituados a el que de alguna manera se ha convertido en una especie de adicción.
¿Por qué una adicción? Por que a pesar de que sabemos que lo que estamos haciendo no nos hace bien, volvemos a elegirlo una y otra vez. Pero, ¿cómo ocurre esto?
Esto ocurre porque nuestro compartiendo habitual se ido creando con el paso del tiempo a partir de patrones de pensamiento.
Estos patrones de pensamiento provoca que se creen en nuestro cebrero unas vías neuronales que generan nuestros recuerdos.
Estos recuerdos con el tiempo se convierten en la base de nuestro comportamiento. Por lo que a partir de ellos tomamos nuestras decisiones.
Es decir, nuestro cuerpo es como nuestra mente inconsciente, lo hemos acostumbrado por muchos años a reaccionar de cierta manera ante determinadas circunstancias.
Así que ahora, por más que le digamos lo que debe de hacer y la nueva forma en la que tiene que responder, el va a seguir haciendo lo mismo automáticamente.
Ejemplo de resistencia al cambio de un mal hábito
Cuando queremos cambiar un mal hábito que nos ayudaría a alcanzar nuestras metas personales y para ello necesitamos levantarnos más temprano, hacer ejercicio, estudiar más, etc.
A la hora que queremos comenzar a hacerlo, nos sentimos cansados y sin energía (debido a que durante muchos años hemos acostumbrado a nuestro cuerpo a sentirse de esa manera).
Por lo tanto comenzaremos a emitir pensamientos relacionados con la manera en la que nos sentimos, del tipo:
“Me siento muy cansado(a)”, “mejor empiezo mañana”, “¿para qué levantarme si puedo seguir descansando?”, “de todos modos es muy difícil llegar a alcanzar lo que deseo”, etc.
Si tomamos estos pensamientos como si fueran nuestra realidad, lo más seguro es que dejemos de lado nuestros nuevos propósitos y continuemos durmiendo.
Por lo tanto vamos a obtener los mismos resultados y nos sentiremos insatisfechos e incapaces de hacer un cambio positivo en nuestra vida.
Es curioso pero, tal y como lo menciona la revista Forbes en uno de sus artículos relacionados con el cambio de hábitos, “el cambio puede asustarnos más que la muerte”.
Por esto, ponen de ejemplo en ese artículo que el 90% de las personas que han sido sometidas a una cirugía de bydpass coronario, aún después de esa experiencia traumática siguen sin cambiar su estilo de vida.
La resistencia a cambiar un hábito por el miedo a lo desconocido
Esto es similar a cuando nos encontramos en una zona de confort en donde estamos sufriendo, pero de cierta manera nos sentimos seguros por estar en un terreno conocido.
Algo así como lo que dice el dicho popular: “mas vale malo por conocido que bueno por conocer”.
Como cuando nos encontramos en una relación tóxica en la que a pesar que sabemos lo mal que nos hace estar ahí, tememos tanto a lo desconocido y al que pasará si la dejamos que preferimos quedarnos ahí a pesar del sufrimiento.
El problema es que nos sentimos tan identificados con esta manera de actuar y de sentir, que se nos hace imposible siquiera visualizarnos de otra manera.
Se nos dificulta incluso visualizarnos como unas personas mas realizadas y con un mayor nivel de bienestar emocional.
Es decir, inconscientemente, tememos llegar a sentirnos mejor y a lograr lo que deseamos.
Nos da miedo avanzar porque estaríamos entrando a un plano desconocido en el que no sabemos de que manera actuar y ni como reaccionar ante ello.
Cuando seguimos llevando a cabo el hábito negativo que queremos cambiar, esto nos da de alguna forma la “sensación de control” que tanto nos gusta.
En cambio, si comenzamos a adoptar un hábito nuevo, por bueno que este sea, al principio podríamos sentir que hemos perdido ese control y que ahora tenemos que pasar por otro proceso de adaptación para de cierta forma recuperarlo.
¿Cuáles son los 2 secretos para cambiar un hábito con mayor facilidad?
Te parecerán evidentes pero estas pueden ser 2 de las principales razones por las cuales la gente suele abandonar su intento por cambiar sus hábitos.
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Tener un motivo Cuando no tenemos un verdadero motivo por el cual tenga sentido cambiar un hábito viejo por otro nuevo, es muy difícil que lo logremos.
No basta con pensar: “quiero ir al gimnasio porque quiero bajar de peso” y quedarnos ahí.
Tenemos que profundizar más y encontrar el verdadero sentido a eso que estamos haciendo.
En este caso el sentido podría ser porque bajando de peso me sentiría mejor conmigo mismo(a) y eso me daría más confianza para acercarme a las personas que me gustan y encontrar pareja.
Puede ser que nuestro propósito sea establecer el hábito de levantarnos temprano todos los días, por lo que no basta con pensar en que nos queremos levantar temprano para hacer más cosas durante el día.
En este caso la pregunta sería, ¿qué cosas queremos hacer?, ¿qué sentido vital aportan para nosotros?
Tal vez quiera terminar más pronto mi trabajo para tener tiempo para mi familia y las personas que me importan, tal vez quiero tener más tiempo para hacer lo que me gusta, etc.
Tenemos que tener claro eso ya que finalmente va a ser lo que nos va a alentar y a motivar en cada momento.
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Repetir, repetir y repetir. Al cerebro le encanta ahorrar energía, es un banco ahorrador.
Cuando se repite constantemente una actividad, el cerebro la hace suya y la manda a su inconciente como lo ha hecho con el mal hábito.
Por eso es importante a la hora de cambiar un hábito que lo repitamos constantemente, una y otra vez.
La constancia es necesaria para lograrlo aunque es verdad que al principio nos va a costar pero una vez que nos acostumbremos a hacerlo no va a costarnos nada o casi nada llevarlo a cabo.
¿Qué pasa cuando cambias un hábito?
Es increíble darnos cuenta como podemos cambiar nuestra vida cambiando nuestros malos hábitos y reemplazándolos por otros mejores.
Cambiar malos hábitos por otros más positivos nos puede llevar a cambiar nuestra vida.
Y es que el hacerlo nos lleva a hacer cosas distintas, en este caso para nuestro beneficio.
Una persona que cambió el hábito de fumar por el de hacer deporte, esto la llevará también a adoptar otros hábitos saludables como por ejemplo: comer sanamente, dormir mejor, preocuparse también por su salud mental, etc.
Cuando eso sucede, evidemente nuestro bienestar emocional aumenta y por lo tanto, nuestra vida cambia a mejor y tenemos más oportunidades de vivirla de forma más plena.
Al cambiar un hábito, también nos sentimos más seguros de nosotros mismos, más capaces de lograr lo que queramos, lo cual nos motivará para lograr otros objetivos.
Entre muchos otros grandes beneficios que podemos experimentar de forma individual por haberlo logrado.
Te invito a que descubras el poder de cambiar tus viejos hábitos por otros nuevos y mejores y a que disfrutes de los grandes beneficios que esto puede traer a tu vida. ¡Hasta pronto!
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