¿A cuantos nos ha pasado que estamos llorando y las personas que están con nosotros nos dicen que dejemos de hacerlo?, ¿cuántas veces nos han dicho que debemos de ser fuertes y que no debemos de estar tristes?
Seguro que unas cuantas y es que como las personas no sabemos lidiar con nuestro propio dolor, menos con el dolor ajeno y como toda la vida nos han enseñado únicamente la parte “negativa” de este, seguimos pensando que lo mejor que podemos hacer es eliminarlo.
El
dolor en realidad es un sentimiento producido por una emoción intensa debido a algún acontecimiento difícil como la pérdida de algo o de alguien. El dolor no siempre es negativo, pero eso depende de la
percepción que tengamos sobre él.
Es imposible eliminarlo
porque es tan humano como la alegría.
Cuando no aceptamos el dolor, se vuelve una tortura, un martirio y es cuando comenzamos a sufrir. Por ejemplo: si nuestra pareja decide terminar con la relación, es perfectamente normal sentir dolor, malestar, tristeza, etc. y sino aceptamos esa situación, el dolor que sentía se convierte en sufrimiento y el malestar producido se va multiplicar.
Sufrimos por los pensamientos que tenemos acerca de esa situación, porque en lugar de desahogarnos, sacar todas esas emociones dolorosas y aceptar la pérdida, comenzamos a llenar nuestra cabeza de pensamientos como: “¿por qué a mi?”, “el(ella) no puede dejarme”, “¿y ahora que voy a hacer yo sola(o)?”, “¿estará ya con otra persona?”, etc.
¿Qué pasa cuando no aceptamos el dolor?
Cuando no aceptamos el dolor, se vuelve una tortura, un martirio y es cuando comenzamos a sufrir. Por ejemplo: si nuestra pareja decide terminar con la relación, es perfectamente normal sentir dolor, malestar, tristeza, etc. y sino aceptamos esa situación, el dolor que sentía se convierte en sufrimiento y el malestar producido se va multiplicar.
Sufrimos por los pensamientos que tenemos acerca de esa situación, porque en lugar de desahogarnos, sacar todas esas emociones dolorosas y aceptar la pérdida, comenzamos a llenar nuestra cabeza de pensamientos como: “¿por qué a mi?”, “el(ella) no puede dejarme”, “¿y ahora que voy a hacer yo sola(o)?”, “¿estará ya con otra persona?”, etc.
¿Qué
sentido tiene el dolor?
Si
aprendemos a aceptar el dolor que nos causó esa difícil situación,
aunque
en
el momento
pueda
ser inmenso y
sintamos que no podemos contra el, podemos tener la certeza de que si
sabemos expresarlo y desahogarnos, ese dolor se irá debilitando
tanto que cuando menos lo esperemos va a desaparecer.
Tenemos que confiar en lo positivo que tiene el dolor y encontrar esa enseñanza que nos está tratando de dejar, darnos cuenta de que es también importante en nuestra vida y no estancarnos en el sufrimiento.
Si permanecemos estancados en él no podremos seguir creciendo como personas, nos crearemos límites en nuestra mente, dejaremos de lado aquellas cosas que nos importan en la vida y nos perderíamos la maravillosa oportunidad de tener una vida con sentido.
La vida no termina en donde empieza el dolor porque donde existe el dolor también existe una enseñanza, un regalo que tiene que ser descubierto por nosotros. Así que cada vez que te encuentres ante una situación difícil, cualquiera que sea, pregúntate: ¿para qué a tenido que pasar?, ¿que es lo que la vida me está tratando de enseñar?, ¿con que recursos cuento para seguir adelante?, ¿que es lo que estoy dejando pasar?
Recuerda que el dolor no es el punto final y que puede ser el punto de partida de algo.
Tenemos que confiar en lo positivo que tiene el dolor y encontrar esa enseñanza que nos está tratando de dejar, darnos cuenta de que es también importante en nuestra vida y no estancarnos en el sufrimiento.
Si permanecemos estancados en él no podremos seguir creciendo como personas, nos crearemos límites en nuestra mente, dejaremos de lado aquellas cosas que nos importan en la vida y nos perderíamos la maravillosa oportunidad de tener una vida con sentido.
La vida no termina en donde empieza el dolor porque donde existe el dolor también existe una enseñanza, un regalo que tiene que ser descubierto por nosotros. Así que cada vez que te encuentres ante una situación difícil, cualquiera que sea, pregúntate: ¿para qué a tenido que pasar?, ¿que es lo que la vida me está tratando de enseñar?, ¿con que recursos cuento para seguir adelante?, ¿que es lo que estoy dejando pasar?
Recuerda que el dolor no es el punto final y que puede ser el punto de partida de algo.
“Cuando
no se puede retroceder, sólo debe preocuparnos la mejor manera de
seguir hacia delante”
Espero
que este artículo haya sido de su agrado pero sobre todo que haya
podido aportar algo positivo en su vida. Gracias por visitar mi blog de psicología. Cualquier duda o comentario pueden contactar conmigo por medio de mi página de facebook: Dosis de psicología.
¡Nos leemos pronto!
¡Nos leemos pronto!
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