El
dolor es una realidad, un aspecto de nuestra experiencia humana
colectiva. Todos experimentamos dolor o lo vamos a experimentar a lo
largo de nuestra vida.
Lo
mismo ocurre con el sufrimiento, una gran cantidad de personas lo
hemos experimentado alguna vez, pero a diferencia del dolor, el
sufrimiento no tiene porque ser parte de natural de nuestra vida.
¿Cuál es la diferencia entre dolor y sufrimiento?
Existe
un dicho budista que dice que cuando nos lastimamos con una flecha
vamos a tener dolor, sin embargo hay una segunda flecha que es la
reacción que tenemos hacia ella.
Es
decir, el enojo que podemos llegar a sentir porque nos ha herido la
primera, la ira, el resentimiento, aquello que va más allá del
dolor.
¿Qué
es el dolor?
El
dolor es esa experiencia natural que todos tenemos cuando nos ocurre
algo en la vida que nos lastima.
Por
ejemplo, cuando hemos tenido una pérdida del tipo que sea, ya sea
porque hayamos perdido a un ser querido, nos ha dejado la pareja,
hemos perdido el trabajo, etc.
Es
normal que reaccionemos sintiendo dolor, es innegable que no nos
vamos a sentir tristes y dolidos ante tales acontecimientos,
cualquiera puede y tiene el derecho a sentirse mal.
Podemos
experimentar el dolor sin juicio, abrirnos a el y atrevernos a
sentirlo en todo su esplendor, a pesar de que sea una sensación
molesta, de esa forma podemos realmente aliviarlo.
Sin
embargo, hay veces en las que nos resistimos a hacerlo y es cuando
comienza el sufrimiento.
¿Qué
es el sufrimiento?
El
sufrimiento aparece cuando no sabemos vivir en un estado más
armonioso con el dolor. Es decir, cuando comenzamos a reflexionar
sobre el dolor y a emitir juicios sobre él.
Una
persona puede estar experimentando dolor emocional causado por una
situación difícil en su vida, sin embargo, en lugar de dejarlo
estar y permitirse sentir, comienza a querer racionalizar sobre él.
Por
ejemplo, puede ser que esté sintiendo dolor porque mi pareja me ha
dejado, pero aparte del dolor que ya siento comienzo a pensar cosas
como: “¿por qué a mi?”, “a mi nadie me deja”, “me las va
a pagar”, “que injusta es la vida conmigo”, etc.
Si
comienzo a perderme en ello y alimentar cada vez más ese tipo de
pensamientos de resistencia y rechazo hacia la situación, ese dolor
natural que siento se transforma en sufrimiento.
Esta
es la razón por la que el sufrimiento puede durar mucho más tiempo
que el dolor. El dolor en sí mismo, cuando nos permitimos sentirlo
sin juicios y estando presentes en él, se va aliviando con el
tiempo, nos sana y nos libera.
El
sufrimiento, en lugar de liberarnos, nos encierra más en un círculo
vicioso dañino que solo nos genera más malestar.
¿Cómo
vivir el dolor de forma sana?
Para
ayudarnos a experimentar el dolor de forma sana es necesario que
pongas en práctica lo siguiente cada vez que lo estés sintiendo:
-
Aceptación: No te resistas a eso que te ha ocurrido, hay situaciones en la vida que no está en nuestras manos controlar.
Por
lo tanto no vale la pena tratar de oponernos a ella porque lo único
que conseguiremos es que nos afecte más y no obtendremos resultados
distintos.
-
Permítete sentir: Por muy molestas que sean esas sensaciones que ahora estás teniendo, déjalas estar, no trates de evitarlas.
Es
normal que te sientas mal, lo raro sería que no sintieras nada.
Permítete sentir el dolor que ahora habita en ti, no lo rechaces,
tampoco trates de racionalizarlo, es una experiencia normal.
-
Desahógate: Si tienes ganas de llorar, gritar, patalear....¡hazlo! Saca eso que sientes, no lo guardes contigo.
No
tiene nada de malo que llores ni que te desahogues, al contrario eso
es lo que va a permitirte curarte y avanzar.
-
Dale tiempo al tiempo: Dicen que el tiempo lo cura todo y la verdad es que es bastante cierto.
Es
posible, dependiendo de lo que te haya ocurrido que te esté
causando dolor, que no te sientas bien en varios días, tal vez en
meses o en más tiempo.
Sin
embargo, si tu te permites sentir el dolor, te desahogas y no lo
juzgas, te vas a sentir más liberado y ten por seguro que se irá
reduciendo a diferencia de lo que ocurre con el sufrimiento.
¿Cómo liberarnos del sufrimiento?
Según
la filosofía budista, el sufrimiento termina cuando termina el apego
al deseo.
Esto
quiere decir que dejamos de sufrir en la medida en la que dejamos de
apegarnos a las cosas o a las personas a las que nos estamos
aferrando.
Por
lo que tenemos que dejar ir cualquier deseo o antojo que nos esté
generando frustración y sufrimiento por no tenerlo.
Un
ejemplo de una situación que podemos encontrar con mucha frecuencia
es cuando sufrimos por aferrarnos a una persona.
El
objeto de nuestro deseo es esa persona y queremos “tenerla” por
todos los medios posibles a pesar de que sabemos que no es la
indicada para nosotros.
La
medida en la que nos aferramos es la medida en la que sufrimos y no
nos damos cuenta que la única manera de sentirnos mejor es dejándola ir y por lo tanto dejando de prolongar nuestro sufrimiento.
En
el budismo, ese estado que nos permite sentirnos libres de todas las
preocupaciones y problemas se llama nirvana.
Evidentemente
no es fácil lograrlo, sobre todo si no estamos acostumbrarnos a
hacerlo y a dejar ir fácilmente.
Sin
embargo, una manera de comenzar a ponerlo en práctica es
precisamente dándole paso a ese dolor natural que forma parte de la
vida y aprendiendo a lidiar con el de la manera más sana posible.
Así
podemos ir aprendiendo a gestionar de forma adecuada el dolor y por
lo tanto podremos dejarlo ir más fácilmente.
Para
finalizar me gustaría mencionar que el
estar conscientes de la diferencia entre
dolor y sufrimiento nos puede facilitar
el atravesar por situaciones adversas.
Ya
que contamos con una nueva herramienta que es el darnos cuenta de que
somos capaces de elegir.
A
manera de reflexión, podrías preguntarte lo siguiente: cuando te
encuentras atravesando por una situación difícil, ¿te identificas
más con el dolor o con el sufrimiento?
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