Todas
las personas en algún momento hemos pasado o pasaremos por
situaciones difíciles y adversas, situaciones que van desde la
muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, la pérdida del
empleo, etc.
Situaciones que nos asemejan los unos a los otros y que así como los momentos felices, también son parte inherente a la vida. Sin embargo, a pesar de que todos transitamos por situaciones similares, existe algo que marca una diferencia entre una persona y otra.
Esa diferencia se encuentra en la manera en la que percibimos cada uno las situaciones y la actitud que tomamos ante ellas, lo que nos convierte en personas pesimistas u optimistas.
No necesariamente tenemos que pasar por situaciones muy difíciles para actuar con pesimismo u optimismo, esta actitud la podemos observar en ocasiones cotidianas como por ejemplo, cuando vamos a un lugar en nuestro coche y se acumula el tráfico, cuando hemos tenido una pequeña discusión con la pareja, vamos en la calle y comienza a llover, etc.
Situaciones que nos asemejan los unos a los otros y que así como los momentos felices, también son parte inherente a la vida. Sin embargo, a pesar de que todos transitamos por situaciones similares, existe algo que marca una diferencia entre una persona y otra.
Esa diferencia se encuentra en la manera en la que percibimos cada uno las situaciones y la actitud que tomamos ante ellas, lo que nos convierte en personas pesimistas u optimistas.
No necesariamente tenemos que pasar por situaciones muy difíciles para actuar con pesimismo u optimismo, esta actitud la podemos observar en ocasiones cotidianas como por ejemplo, cuando vamos a un lugar en nuestro coche y se acumula el tráfico, cuando hemos tenido una pequeña discusión con la pareja, vamos en la calle y comienza a llover, etc.
¿Qué es lo que diferencia a una persona optimista de una pesimista?
Una
persona pesimista siempre se va a enfocar en lo negativo de cada
situación. Por ejemplo, si un compañero de trabajo le contesta de
una manera desagradable, seguramente comenzará a tener pensamientos
negativos acerca de esa persona, de la situación e incluso de sí
mismo, pensamientos del tipo: “cada vez me cae peor”, “¿cómo
puede ser tan insoportable?”, “ya me ha arruinado el día”,
“tan bien que me encontraba y ahora llega este a amargarme”,
“parece que todos están siempre en mi contra”, etc.
Estaría dándole vueltas a lo mismo, recordando situaciones desagradables negativas del pasado y enfocando su atención más a esa situación que a las demás que pueden ser neutras o buenas y disfrutaría menos el resto del día.
Una persona optimista, seguramente también se sentiría incómoda ante la reacción desagradable de su compañero, sin embargo, tendría una perspectiva diferente ante la situación, más positiva y los pensamientos que en este caso tendría serían del tipo: “seguramente mi compañero está teniendo un mal día”, “a todos nos puede pasar”, “estará muy estresado”, etc.
Sin embargo, no seguirá pensando más en ello, no por eso va a pasarlo mal el resto del día. Será consciente de que ese tipo de situaciones siempre pueden pasar pero eso no significa que cada vez que ocurra tenga que pasarlo mal y darle demasiada importancia.
Estaría dándole vueltas a lo mismo, recordando situaciones desagradables negativas del pasado y enfocando su atención más a esa situación que a las demás que pueden ser neutras o buenas y disfrutaría menos el resto del día.
Una persona optimista, seguramente también se sentiría incómoda ante la reacción desagradable de su compañero, sin embargo, tendría una perspectiva diferente ante la situación, más positiva y los pensamientos que en este caso tendría serían del tipo: “seguramente mi compañero está teniendo un mal día”, “a todos nos puede pasar”, “estará muy estresado”, etc.
Sin embargo, no seguirá pensando más en ello, no por eso va a pasarlo mal el resto del día. Será consciente de que ese tipo de situaciones siempre pueden pasar pero eso no significa que cada vez que ocurra tenga que pasarlo mal y darle demasiada importancia.
El optimista, ¿nace o se hace?
El
optimismo no es una cualidad, no se nace siendo optimista o
pesimista. El optimismo es una actitud, es una manera de enfrentar la
vida. Todos podemos elegir ser optimistas o pesimistas. Todo es
cuestión de decidir que es lo que queremos en nuestra vida y de que
manera nos gustaría percibir el mundo.
El optimismo no es evadirnos de la realidad e imaginar que todo es color de rosa, sino todo lo contrario. De hecho es más probable que una persona pesimista deje de ver la realidad tal cual es ya que en muchas ocasiones cuando mira sólo lo negativo, lo hace de manera exagerada e irreal.
Ser optimista significa ver la realidad tal y como es, aceptando también las situaciones difíciles y dolorosas de la vida. Una persona optimista también sufre, llora, se siente mal, sin embargo comprende que el dolor también es parte de la vida y que las situaciones difíciles nos hacen crecer como personas.
Aprende a ver el fracaso como una oportunidad y no se queda atascado en el dolor o frustración sino que decide salir adelante buscando siempre mejorar. Las personas optimistas suelen enfocarse más en el lado positivo de las cosas que en el negativo. De hecho las personas exitosas suelen ser optimistas.
Por poner un ejemplo, ¿te imaginas que hubiera sido de Steve Jobs si cuando lo corrieron de su propia empresa hubiera optado por tomar una actitud pesimista? Seguramente no hubiera llegado hasta donde está.
¿Te imaginas que tan optimista tuvo que haber sido Nelson Mandela quien después de estar 27 años en prisión siguió luchando contra la segregación racial hasta lograr su objetivo? Estos, entre muchos otros ejemplos, son una prueba de que todos podemos ser tan optimistas ante la vida como nos lo propongamos.
El optimismo no es evadirnos de la realidad e imaginar que todo es color de rosa, sino todo lo contrario. De hecho es más probable que una persona pesimista deje de ver la realidad tal cual es ya que en muchas ocasiones cuando mira sólo lo negativo, lo hace de manera exagerada e irreal.
Ser optimista significa ver la realidad tal y como es, aceptando también las situaciones difíciles y dolorosas de la vida. Una persona optimista también sufre, llora, se siente mal, sin embargo comprende que el dolor también es parte de la vida y que las situaciones difíciles nos hacen crecer como personas.
Aprende a ver el fracaso como una oportunidad y no se queda atascado en el dolor o frustración sino que decide salir adelante buscando siempre mejorar. Las personas optimistas suelen enfocarse más en el lado positivo de las cosas que en el negativo. De hecho las personas exitosas suelen ser optimistas.
Por poner un ejemplo, ¿te imaginas que hubiera sido de Steve Jobs si cuando lo corrieron de su propia empresa hubiera optado por tomar una actitud pesimista? Seguramente no hubiera llegado hasta donde está.
¿Te imaginas que tan optimista tuvo que haber sido Nelson Mandela quien después de estar 27 años en prisión siguió luchando contra la segregación racial hasta lograr su objetivo? Estos, entre muchos otros ejemplos, son una prueba de que todos podemos ser tan optimistas ante la vida como nos lo propongamos.
¿De
qué manera podemos comenzar a cultivar una actitud optimista?
-
Deja de criticarte: Recuerda que lo que piensas acerca de ti mismo se
convierte en una realidad. Cambia la crítica por el elogio, no seas
tan duro contigo mismo.
-
Enfocate más en lo positivo: Aprende a buscar siempre el lado
positivo de lo que te sucede, recordando que de todo tipo de
situación existe algo bueno, por lo menos un nuevo aprendizaje.
-
Valora lo que tienes: Más que estar pensando todo el tiempo en lo
que “te hace falta”, aprende a disfrutar de lo que tienes ahora.
¿Cuántas veces dejamos de disfrutar lo que tenemos por vivir
pensando en lo que podemos tener? El camino para recibir lo que no
tenemos, es ser agradecidos por lo que sí tenemos.
-
Deja de quejarte: Aparte de que no solucionas nada quejandote, el
quejarte sólo te roba energía y te vuelve más negativo.
-
No te preocupes, ocupate: Más que preocuparte, debes ocuparte y
tomar una actitud activa ante las situaciones.
-
Cree en ti mismo: Nunca dudes de lo que puedes hacer ni de tu
capacidad para resolver problemas.
-
Enfócate en el presente: Más que estar atormentándote por el
pasado o preocupándote por el futuro, aprende a centrarte en el aquí
y ahora.
-
Relacionate con personas optimistas: El optimismo se contagia al
igual que puede contagiarse el pesimismo. Procura que las personas
con las que te relacionas sean, por lo menos en su mayoría,
optimistas.
Te
recomiendo que veas este increíble discurso de Steve Jobs en la
Universidad de Stanford en el que podremos observar su alto grado de
optimismo, el cual pudo ayudarle a salir de las situaciones más
difíciles.
Todos podemos tener una actitud más optimista hacia la vida, incluso, como lo hizo Steve Jobs, también hacia la muerte.
Todos podemos tener una actitud más optimista hacia la vida, incluso, como lo hizo Steve Jobs, también hacia la muerte.
Gracias
por visitar mi blog “Dosis de psicología”, espero que este
artículo haya podido aportarte algo positivo a tu vida. ¡Que
tengas un gran día!
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