“Nuestros
miedos no detienen a la muerte sino a la vida”
-Elizabeth
Kubler Ross
Entre las cosas que más le llamaba la atención a Elizabeth Kubler
Ross, una de las mayores expertas que ha existido en el campo de la
tanatología al implementar modernos cuidados paliativos a personas
moribundas, era que entre las muchas cosas que le decían éstas
personas, habían 2 que se repetían:
Primera: Se lamentaban
no haberse reconciliado con algún ser querido
Segunda: Se lamentaban de no haberse atrevido más en la vida.
¿Por qué no nos atrevemos más en la vida?
Muchas
veces dejamos que nuestros propios miedos tomen las riendas de
nuestra vida y nos dejamos arrastrar por ellos una y otra vez. ¿Por
qué nos limita el miedo? Regularmente lo que suceden son dos
cosas:
1.-
Tenemos una percepción negativa del miedo: En realidad el miedo
es una emoción que generamos a partir de nuestros pensamientos.
El
miedo también es un instinto básico y no puede ser negativo en sí
mismo ya que sino tuviéramos miedo, dejaríamos de reaccionar ante
situaciones realmente peligrosas que atentan contra nuestra vida.
Lo
que sucede es que el tipo de miedo que nos está impidiendo
atrevernos, aparte de que realmente no está atentando contra nuestra
vida, lo estamos utilizando en nuestra contra y no a nuestro favor.
¿Por qué hay personas a las que sus miedos no las limitan?
No
es que tengan habilidades especiales para ello, simplemente
aprendieron a utilizar sus miedos a su favor.
Estas personas tienen
una percepción distinta ya que les da más miedo el hecho de
NO atreverse a conseguir sus sueños y quedarse en donde están
que hacerlo y tener la posibilidad de conseguirlo.
Por lo tanto, sus
miedos en lugar de paralizarlos, los motivan a la acción.
2.-
Nos enfocamos más en lo que tememos que en lo que queremos: Otra
de las cosas que nos limitan es que, por estar enfocándonos
únicamente en nuestros miedos, dejamos de lado aquello que deseamos.
Siempre que pensamos en lo que queremos lograr lo primero que
hacemos es imaginar todo lo malo que creemos que podría pasar si nos
encaminamos a ello, incluso damos por sentado que no lo podremos
lograr y no movemos ni un sólo dedo para intentarlo.
Por ejemplo, si
una de las cosas que deseo es abrir un negocio, comienzo a pensar en
ello y a los 30 segundos de ilusionarme, me llegan a la mente
pensamientos como:
“Para abrirlo necesito mucho dinero y ahora
no lo tengo”, “seguro que me piden un montón de requisitos”,
“¿yo, abrir un negocio? Como me encanta soñar”, “¿y si
fracaso y me voy a la quiebra?”, etc.
Cuando realmente en lo
que deberíamos de enfocarnos sería en la manera en la que podemos
empezar a estructurar nuestro plan para lograrlo.
Cuando
somos arrastrados por nuestros miedos, dejamos de vivir plenamente y
vivimos con esa sensación de insatisfacción que es realmente
a la que debemos de temer.
Hay situaciones en la vida en las que
vale la pena arriesgarse sin importar si al final ganamos o
aprendemos, porque cuando lo intentamos de verdad, nunca se puede
perder.
3.-
Deseamos hacer algo pero nunca comenzamos a hacerlo: Es
decir, nuestras metas y objetivos personales se quedan únicamente en
nuestra mente y nunca las materializamos.
Dejamos
que el tiempo pase, como si las cosas fueran a suceder por arte de
magia o simplemente tendemos a procrastinar todo el tiempo y cuando
nos damos cuenta han pasado muchos años y no hemos sabido aprovechar
las oportunidades que se nos presentaban.
4.-
Restamos importancia a lo que realmente importa. Una
de las cosas que son realmente importantes en nuestra vida es nuestro
sentido vital.
Aquello que nos mueve y nos apasiona, lo que nos hace
realizar determinadas acciones incluso sin esperar nada a cambio.
En
ocasiones, dejamos de lado aquellas cosas realmente importantes en la
vida por no haber priorizado anteriormente de manera correcta y
perdemos el tiempo en cosas que tienen poco a ningún sentido para
nosotros.
Esto a la larga, cada vez más pesando más y nos genera un
estado de frustración e insatisfacción constante.
5.-
Zona de confort. El encontrarse
en la zona de confort puede resultar bastante cómodo para la mayoría
de nosotros ya que aparentemente “no sucede nada” fuera de lo
normal en nuestra vida.
Es por esta razón, que incluso aunque la
zona de confort no sea muy confortable realmente, preferimos
quedarnos ahí que aventurarnos a lo desconocido.
Nos da tanto miedo
arriesgarnos y movernos de ahí que somos capaces de no intentar
lograr nuestros objetivos vitales.
No
es necesario que llegue el momento en el que nos encontremos
debatiendo entre la vida y la muerte para comenzar a darnos cuenta de
que “nos faltó algo”.
Sería lamentable tener que esperar
a que eso suceda. Necesitamos cambiar nuestra percepción para poder
ponernos en acción.
¡Hoy es un buen día para comenzar a tener
esa vida que tanto hemos deseado!
Gracias
por visitar mi blog de psicología y desarrollo personal, espero que
mi artículo: ¿por qué no nos atrevemos más en la vida? Te haya
gustado pero sobre todo que te haya aportado algo positivo. ¡Hasta
la próxima!