viernes, 24 de noviembre de 2017

La violencia de género y la indefensión aprendida

El psicólogo Martín Selligman investigó y desarrolló la teoría de la indefensión aprendida. 

Esta teoría supone que una persona o animal ha aprendido que su conducta no puede influir de alguna manera en los acontecimientos, por lo que permanece inactivo ante ellos. 

Es decir, que el sujeto no intenta escapar o defenderse ante situaciones adversas aunque tenga la oportunidad de hacerlo.

Overmaier y Sellingman (1967) realizaron un experimento con perros para comprobar su teoría. El experimento consistía en exponer a un grupo de perros a descargas eléctricas que no podían evitar ni controlar. 

Después, cuando se les dio oportunidad de escapar de las descargas, permanecieron quietos y sin mostrar algún tipo de respuesta. 

Pero, ¿por qué no escaparon cuando tenían la oportunidad? Al parecer, el estado de indefensión aprendida produce un déficit en el aprendizaje posterior lo que provoca que les sea más difícil aprender a defenderse y evitar la situación que les está haciendo daño. 

La persona o el animal, aprenden que su conducta no puede influir en la situación ya que sienten que está fuera de su control y aprenden a permanecer inactivos. 

Cuando sucede este fenómeno en las personas, las consecuencias pueden llegar a ser muy graves y derivar en trastornos como la depresión lo que también puede acarrear otras consecuencias secundarias.

Las mujeres que son víctimas de la violencia, se encuentran sumamente afectadas debido a que se exponen continuamente a ella. 

Estas mujeres se sienten sumamente incapaces de poder hacer algo para evitar y/o escapar de los malos tratos, del desprecio y la manipulación. 

Han aprendido a creer que la situación está realmente fuera de su control y que nada de lo que hagan podrá hacer que las cosas cambien. 

Esta falta de control, aunada a los maltratos físicos y/o psicológicos, también puede favorecer la aparición de otros problemas de salud, como úlceras o problemas cardiovasculares debido a los altos niveles de estrés a los que se encuentran expuestas. 

Y en el peor de los casos, se encuentran expuestas a la muerte por parte su agresor.

Cuando conocemos y comprendemos el origen de este fenómeno como es el de la indefensión aprendida, así como también las fases que forman parte del ciclo de la violencia, expresadas detalladamente en el siguiente artículo: “El cliclo de la violencia doméstica” 

Cambiaremos nuestra perspectiva ante esta situación. Esto nos facilitará el ponernos en los zapatos de aquellas mujeres que se encuentran en estos momentos en una situación de abuso y maltrato. 

Hay que tomar en cuenta que cuando pretendemos ayudar a una persona, aunque tengamos las mejores intensiones, de poco o nada sirve que insistamos diciéndole lo que debería de hacer o como debería de pensar. 

Primero hay que comprender que no se siente mal porque quiere sino que con el paso del tiempo ha ido adoptando esquemas disfuncionales que le impiden cambiar su situación y ver las cosas desde otra perspectiva.

¿Cómo se puede superar la indefensión aprendida?

Es necesario reforzar la autoestima de la persona para que pueda sentirse capaz de tomar las riendas de su vida y afrontar esa situación a la que no ve solución. 

En psicología, una de las terapias que ha dado mejores resultados para trabajar con la indefensión aprendida, es la terapia cognitivo conductual. 

En este tipo de terapia, al mismo tiempo que se va reforzando la autoestima, se le ayuda a la persona a reestructurar sus pensamientos y emociones para que pueda adoptar conductas más funcionales, se le orienta para que logre reconocer las distintas fases de la violencia e identificar en que fase se encuentra, se le enseñan habilidades para que logre escapar en un momento seguro, entre otras cosas dependiendo del caso en concreto. 

Todo esto con la finalidad de que logre salir adelante y pueda comenzar una nueva vida libre de violencia.


¿Qué hacer si conocemos un caso de violencia de género?

Recordemos que es nuestra responsabilidad, en caso de ser una persona cercana a la víctima de violencia ofrecer nuestra ayuda. Es por ello que la Comisión para la investigación de los Malos Tratos a Mujeres también explica que algunas de las cosas que podemos hacer son las siguientes:

- Si eres familiar de la persona que está siendo víctima, puedes solicitar tu mismo una orden de protección.

- Si sospechas que una persona está haciendo agredida, debes llamar a la policía.

- Si has sido testigo de un episodio violento, ofrécete como testigo a la víctima.


- Escucha a la persona que está siendo víctima y hazla sentir que no está sola, que la comprendes y que no es culpable de la situación, sin embargo no la presiones a tomar medidas. Ella tiene que ser la que tome la iniciativa.

Debemos de tener presente que cualquiera que sean las circunstancias en las que una persona se pueda encontrar, SIEMPRE hay una salida, no todo está perdido, aunque se pueda llegar a pesar que no se puede avanzar o incluso que es el final. 

Gracias por visitar mi blog “Dosis de psicología”. Espero que este artículo te haya parecido interesante y/o te haya sido de utilidad. ¡Hasta la próxima!









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